Recuerdo haber escuchado varias veces este poema cuando yo era pequeña. Allá en Río sol, en la casa del pintor y maestro Donaldo Altamirano, muy amigo del poeta Rigby, y allí mi mamá y papá en amistades también con ellos, en tardes de tertulia y ensaladas de frutas y tés verdes, verdes . Me recuerdo pintando no pocas paredes frente a la vista divertida de esos adultos, junto al poeta. Y hoy que trasciende su plano físico para pasar a otros mejores, más amplios e infinitos, doy este breve homenaje a su recuerdo y su poesía. Perdón por mi blancura al leerlo, sólo así pude hacerlo, sin embargo una intención muy buena desde la memoria me trajo hoy este pasado proyectándose hacia lo inmenso.
